Dietas milagrosas
Me
ha parecido de gran interés el enlace al documento “Dietas
mágicas” dentro del punto “¿adelgazar saludablemente?”, el
tema de las dietas de adelgazamiento es muy frecuente en nuestra
sociedad. Por más que se nos dice que las dietas milagro no
funcionan, miles de personas hacen al menos una dieta al año como
mínimo, ¿quien no conoce a alguien cercano que cada varios meses
está a dieta?. Puede que algunas consigan su función inmediata,
darte la sensación de que adelgazas unos kilos, incluso puede que
adelgaces pero generalmente si vuelves a tu ritmo de vida normal, que
tarde o temprano es inevitable, volverás a coger los kilos. Me
preocupa especialmente, no la recuperación de los kilos, sino los
posibles daños al organismo que podamos sufrir sin darnos cuenta.
Por ejemplo, las dietas proteicas o hiperprotéicas consigue reducir
la grasa corporal y aumentar la muscular, ¿significa que son sanas?,
por que por poner un ejemplo, uno de los argumentos de sus
detractores es que aumentan os niveles de amonio en la sangre,
que serían consecuencia del consumo de carnes; el amonio es
procesado por el hígado y los riñones (también llamados “los
laboratorios del cuerpo”), por lo cual estos órganos estarían más
vulnerables a sufrir anomalías por una carga de trabajo superior a
la normal. A largo plazo estamos forzando órganos vitales que puede
que no fallen mientras somos jóvenes pero es evidente que toda
sobrecarga del sistema puede dar la cara en el futuro.
Al pensar en todo esto me vienen a la
cabeza algunas reflexiones, en primer lugar el hecho de que vivimos
en una sociedad sobrealimentada, cuyos hábitos son poco saludables;
en segundo lugar vivimos en una sociedad en la que el culto al cuerpo
y las presiones sociales juegan un papel clave en relación a todas
estas dietas milagrosas; y en tercer lugar no creo en la alimentación
estándar y por consiguiente en cualquier dieta. Quiero decir que
cada persona tiene unas necesidades específicas de nutrientes que
son propias e individuales y que no coinciden con ninguna tabla en
relación al sexo o la talla. Además de un hecho singular que
parecemos olvidar, personas de la misma talla y sexo pueden comer
exactamente igual y unas engordan y otras no, el factor metabólico
es esencial tenerlo en cuenta, ya que algunas quemamos las grasas muy
rápidas y otras tenemos un metabolismo lento.
Además de todo esto, cada persona
vive un contexto que puede hacerla carente de algún nutriente
específico y en consiguiente su cuerpo necesitaría más aporte de
dicho nutriente específicamente. Son tantos los factores que a
diario influyen en lo que cada uno necesita que me parece
descabellado seguir indicaciones tan generales. Creo que si
supiéramos escuchar nuestro cuerpo y nos hubiéramos educado con un
poco más de conciencia corporal y con menos “engaños sabrosos”
como potenciadores del sabor, blutamato, exceso de sal o azúcar,
nuestro organismo sería perfectamente capaz de seleccionar los
alimentos que necesita como hace cualquier otro mamífero.
Tengo dos hijos pequeños (2 y 4
años), he seguido los consejos de un pediatra reconocido en términos
de alimentación, aplicable a nuestro contexto familiar. Básicamente
no les he dado sal ni azúcar añadida de ningún tipo (evidentemente
sí las sales y azucares naturalmente integrados en los diferentes
alimentos); comen ecológico y poca proteína animal (priorizando la
ovolactea, un poco de pescado variado y casi nada de carne), y no les
forzamos a comer o no comer, confiando en su capacidad de elegir
saludablemente si le ofrezco un amplio abanico de alimentos sanos.
Apenas han tenido enfermedades, por no decir algún que otro
resfriado. Aunque les ofrecemos lo mismo, veo claramente que eligen
alimentos diferentes con una clara tendencia, uno tiene tendencia a
elegir alimentos ricos en hidratos de carbono y cereales; el otro
tiende a las proteínas de todo tipo. Son grandes consumidores de
fruta y verdura pero veo que buscan nutrientes diferentes. Un hijo
mio por alguna razón necesitaba un aporte de minerales extra y
cuando descubrió las algas se aficionó, el otro se enamoró de la
levadura de cerveza. En algunos momentos pienso que sus elecciones
son desequilibradas por ejemplo cuando solo quieren una fruta
determinada durante días y después parece que no la quieren ni
ver... hay personas que lo juzgarían como “un capricho”,
nosotros estamos convencidos de que es sabiduría innata. Y mientras
sigan siendo los niños sanos y felices que son, no nos planteamos
obligarlos a seguir ninguna otra indicación. Lo que no comen un día
lo comen otro, y si hoy comen menos mañana comen más, no queremos
educarlos en la sobrealimentación, eso sí, para hacer esto hay que
quitar de en medio un montón de golosinas que les dirían a su
cerebro “estoy lleno” por el aporte calórico y no les haría
comer otros alimentos más completos a nivel nutritivo.
Me quedo con ganas de comentar más mitos, "los vegetarianos son delgados" por ejemplo, o debatir sobre el origen y todo lo que llevan los animales que nos comemos (vacunas, de qué se alimentan, hormonamientos, etc).... En fin, lo bueno de las reflexiones es
que son tan personales como cada persona que las hace, espero haber
dejado camino abierto a la sana discusión.